Ulpiano Checa llegó a ser la firma más cotizada del arte europeo entre los años 1890 y 1910. Su obra está representada en el Museo del Prado, en el Thyssen y en muchas e importantes pinacotecas y colecciones del mundo entero. Obtuvo distinciones como la Legión de Honor Francesa o la Medalla de Oro en la Exposición Universal de París de 1900. Fue el primer español que expuso en la prestigiosa galería de Georges Petit de la capital francesa, mucho antes de que lo consiguiera Joaquín Sorolla. Y, sin embargo, hoy es un autor inexplicablemente olvidado.
Ulpiano Checa nació en 1860 en Colmenar de Oreja, pero su pasión por la pintura y la bohemia le llevó a recorrer medio mundo en busca también de reconocimiento y fortuna. Tras estudiar Artes y Oficios en Madrid, ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y muy pronto obtuvo plaza de doctorado en Roma antes de fijar su residencia en París, aunque también vivió en Buenos Aires, Atlanta, Venecia, Argelia, Inglaterra, Marruecos…
Sin embargo, los viajes que más le fascinaban eran los que realizaba al pasado a través de la literatura, con obras decisivas en su trayectoria como “¿Quo Vadis?», «Ben-Hur» o «Los Miserables». Tal era su entusiasmo por las civilizaciones y la Historia que muy pronto comenzó a pintar escenas de romanos (“Carrera de carros romanos”, “Quo Vadis”), de bárbaros («El rapto», «La invasión de los bárbaros»), de árabes («Salida a la fantasía», «Entre dos oasis»…) y de judíos.
Sus sueños se iban cumpliendo poco a poco y no sólo destacó con los pinceles, sino que fue un excelente escultor, grabador, litógrafo y está considerado como uno de los precursores del cartelismo moderno.
Horario de verano (junio, julio y agosto): martes a domingo de 11 a 14 y de 17 a 20 horas.
Horario de invierno: martes a viernes de 10.30 a 13.30 y de 16.30 a 19 horas; sábados y domingos de 10 a 14 y de 16 a 19 horas.
Conjunto Histórico declarado Bien de Interés Cultural en 2013.
La plaza Mayor de la Villa de Colmenar de Oreja, declarada Bien de Interés Cultural, es una típica y armoniosa plaza castellana, con soportales sustentados por columnas de piedra caliza de la zona y balconadas de madera. Su construcción, entre los siglos XVIII y XIX, resultó larga y costosa, pues fue un elemento urbanístico nacido con la intención de salvar el barranco que separaba el casco antiguo de la villa de los arrabales, por lo que se encuentra por encima del puente del Zacatín, que supera el desnivel. Esta compleja obra de ingeniería -una prolongada galería de más de 70 metros- tardó más de un siglo en levantarse.
En el pasado, Colmenar de Oreja perteneció a la poderosa Orden de Santiago y su legado puede verse en la imponente estampa de la iglesia de Santa María La Mayor, construida en el siglo XIII con aire de fortaleza y planta de cruz latina, en cuyo interior se encuentra un magnífico órgano con el que se organizan bonitos conciertos a lo largo del año. Pero una visita que no te esperas, es la que puedes realizar al fabuloso Museo de Ulpiano Checa. Célebre artista, nacido en esta Villa, y cuyos cuadros están expuestos en Museos como el Prado o el Thyssen.
Como visita “alternativa” conviene preguntar por los antiguos hornos de tinajas, como el de la calle Casas Quemadas, propiedad de uno de los últimos artesanos del pueblo. Esta tradición de fabricar grandes tinajas, así como, el trabajo de la célebre piedra de Colmenar, se pueden visitar y conocer, de primera mano, en el Museo de la Piedra.
Tomarse un buen vino de D.O. Vinos de Madrid en la bonita plaza castellana de Colmenar de Oreja es un placer que hay disfrutar siempre que se pueda. Colmenar es tierra de vinos y aquí se encuentran un buen número de bodegas que organizan catas dentro del programa Rutas del Vino de Madrid. Muchas de ellas cuentan con bonitos restaurantes instalados entre tinajas en las que envejece el buen vino de esta tierra. En sus cartas encontrarás la típica y excelente cocina castellana, hecha a fuego lento, como se tienen que hacer los buenos alimentos.
Ulpiano Checa llegó a ser la firma más cotizada del arte europeo entre los años 1890 y 1910. Su obra está representada en el Museo del Prado, en el Thyssen y en muchas e importantes pinacotecas y colecciones del mundo entero. Obtuvo distinciones como la Legión de Honor Francesa o la Medalla de Oro en la Exposición Universal de París de 1900. Fue el primer español que expuso en la prestigiosa galería de Georges Petit de la capital francesa, mucho antes de que lo consiguiera Joaquín Sorolla. Y, sin embargo, hoy es un autor inexplicablemente olvidado.
Ulpiano Checa nació en 1860 en Colmenar de Oreja, pero su pasión por la pintura y la bohemia le llevó a recorrer medio mundo en busca también de reconocimiento y fortuna. Tras estudiar Artes y Oficios en Madrid, ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y muy pronto obtuvo plaza de doctorado en Roma antes de fijar su residencia en París, aunque también vivió en Buenos Aires, Atlanta, Venecia, Argelia, Inglaterra, Marruecos…
Sin embargo, los viajes que más le fascinaban eran los que realizaba al pasado a través de la literatura, con obras decisivas en su trayectoria como “¿Quo Vadis?», «Ben-Hur» o «Los Miserables». Tal era su entusiasmo por las civilizaciones y la Historia que muy pronto comenzó a pintar escenas de romanos (“Carrera de carros romanos”, “Quo Vadis”), de bárbaros («El rapto», «La invasión de los bárbaros»), de árabes («Salida a la fantasía», «Entre dos oasis»…) y de judíos.
Sus sueños se iban cumpliendo poco a poco y no sólo destacó con los pinceles, sino que fue un excelente escultor, grabador, litógrafo y está considerado como uno de los precursores del cartelismo moderno.