Este curioso museo se abrió en 2003 gracias al empeño de muchos vecinos de Villaconejos, pero en particular del de uno de ellos. Fernando Agudo es su impulsor y es quien mejor puede hacer la visita guiada de las salas. En el edificio se han ordenado, desde la plantación a la venta, todos y cada uno de los pasos de la producción del melón, pero también recoge muchos recuerdos y fotos muy entrañables en las que aparece su familia y él mismo desde que era un niño. La historia comienza averiguando el origen del melón negro. La simiente la trajo un soldado del norte de África hacia 1900. Era el abuelo de Fernando Agudo. En la visita guiada relata cómo ha desaparecido esta variedad y que las que ahora se venden con el sello de Villaconejos son “piel de sapo” (tipo Sancho) y “mochuelo”, esta última una auténtica delicia que se paga a precio de oro cada verano, pues su producción es muy pequeña.
El museo conserva utensilios, fotografías muy entrañables que recuerdan el duro trabajo del melonero.
El pueblo presenta un urbanismo típico castellano-manchego, con amplias y tranquilas calles de casas encaladas, de una o dos plantas con patio interior.
Pero a Villaconejos hay que venir a comer Melón…y punto…Es un pueblo surgido entre dos fértiles vegas, de fama nacional por sus excelentes melones, de Indicación Geográfica Protegida (IGP). Cuando la temporada del melón se acerca, en cualquier rincón del pueblo aparece un remolque estacionado, o, una puerta abierta que invitan al forastero a catar y a comprar, a buen precio, la fruta de la comarca. Incluso le dedican un Museo y una Fiesta al melón, el 12 de octubre, haciéndola coincidir con la fiesta de la Hispanidad.
Villaconejos esconde rincones misteriosos como los de la Cueva del Fraile, y parajes casi lunares, como el Barranco de Villacabras. Paseando por sus bonitas calles encaladas, te recomendamos hacer una parada en su Bodega Vinos y Aceites Laguna, para llevarte a buen precio estos excelentes productos de esta tierra.
Una curiosidad es que en Villaconejos aún rezuma ese ambiente de bares nocturnos de pueblos de los ochenta con fachadas, que deberían ser catalogadas de “históricas”, como las de las discotecas La Supreme, Babel o la mejor de todas: Disco Ku´ 2000. Un viaje en el tiempo, a nuestra juventud de los 80´. “La fiebre del sábado noche” fue tal, que hasta tuvo su artículo en el periódico, “El País”, en 1989. Historias como la de las Disco Don Melón o Ibiza deberían de estar catalogadas en la historia de los Bares de Madrid.
Este curioso museo se abrió en 2003 gracias al empeño de muchos vecinos de Villaconejos, pero en particular del de uno de ellos. Fernando Agudo es su impulsor y es quien mejor puede hacer la visita guiada de las salas. En el edificio se han ordenado, desde la plantación a la venta, todos y cada uno de los pasos de la producción del melón, pero también recoge muchos recuerdos y fotos muy entrañables en las que aparece su familia y él mismo desde que era un niño. La historia comienza averiguando el origen del melón negro. La simiente la trajo un soldado del norte de África hacia 1900. Era el abuelo de Fernando Agudo. En la visita guiada relata cómo ha desaparecido esta variedad y que las que ahora se venden con el sello de Villaconejos son “piel de sapo” (tipo Sancho) y “mochuelo”, esta última una auténtica delicia que se paga a precio de oro cada verano, pues su producción es muy pequeña.
El museo conserva utensilios, fotografías muy entrañables que recuerdan el duro trabajo del melonero.