Instalados en una casona de labradores, que data del siglo XVIII, rehabilitada con las técnicas y materiales tradicionales y cuya arquitectura contrasta con una decoración y mobiliario de diseño vanguardista. En la planta baja se encuentra el restaurante para cuarenta plazas con una reducida carta de esmerada calidad. Además, en la planta de arriba cuenta con 3 habitaciones, dado que también es un Hotel Rural de categoría superior (tres hojas de roble), que cuentan con servicio telefónico, WIFI y Tv.
Entrar en Belmonte es adentrarse en un territorio donde conviven el páramo y la vega, entre los montes Orcajo y Valdecabañas, un paisaje agrícola de secano y regadío, que nos acompañará durante nuestro trayecto.
Callecitas formadas por casas de una planta, forman el casco antiguo de Belmonte. Dentro de la villa hay que detenerse en la iglesia de Ntra. Sra. De la Estrella (XVI-XVIII), junto a la plaza de la Constitución, un templo renacentista de nave única con elementos barrocos. En su interior conserva una pila bautismal barroca y un importante archivo perfectamente ordenado y conservado, con documentación que arranca en el siglo XVI. A los pies de la iglesia nos topamos con su hermosa plaza Mayor, en torno a la que se estructura el trazado urbano de Belmonte. De forma cuadrangular y apoyos en base de piedra de Colmenar de Oreja, acoge un círculo de arena empleado como ruedo taurino durante las fiestas. También hay que destacar otras grandes celebraciones como la Pasión Viviente que organizan el Viernes Santo y el Hornazo que se come en romería el Domingo de Resurrección, y las fiestas de San Isidro, celebración muy popular debido al carácter eminentemente agrícola del municipio.
Uno de los principales recursos de Belmonte son sus paisajes, un entorno natural de contrastes cromáticos y morfológicos, donde conviven el páramo y la vega. Los mejores rincones del pueblo para caminar son la alameda del Horcajuelo, cerca del cementerio, y el paseo de las Fuentes, indicado junto a la iglesia, un camino que une las fuentes de arriba y abajo adornado con bancos, agua y abundante arboleda.
Instalados en una casona de labradores, que data del siglo XVIII, rehabilitada con las técnicas y materiales tradicionales y cuya arquitectura contrasta con una decoración y mobiliario de diseño vanguardista. En la planta baja se encuentra el restaurante para cuarenta plazas con una reducida carta de esmerada calidad. Además, en la planta de arriba cuenta con 3 habitaciones, dado que también es un Hotel Rural de categoría superior (tres hojas de roble), que cuentan con servicio telefónico, WIFI y Tv.