Al contemplar los 22 metros de altura de la Torre del Homenaje, cuesta imaginar que, en realidad, estamos ante sólo una pequeña parte de la que fue la Fortaleza de la Orden Militar de Santiago. Esta torre era la «torre del homenaje», la residencia del Comendador de la Orden de Santiago que tenía a su cargo el gobierno de la fortaleza y de toda la encomienda, y ocupaba una de las esquinas de un recinto fortificado que se extendía hacia el norte y el oeste. Sabemos con bastante exactitud cómo era, gracias a la buena organización de las órdenes militares. El origen de Villarejo de Salvanés surge en torno a esta fortaleza cuando a mediados del siglo XIII, la Orden Militar de Santiago impulsa la creación de un nuevo asentamiento situado en el entorno de una antigua atalaya con la intención de reforzarla. Los primeros pobladores del enclave proceden de la cercana aldea de Salvanés, hecho que propició la acuñación del nombre actual de la población como Villarejo de Salvanés, en honor a sus primeros habitantes. En 1468 la propia Orden de Santiago valoraba en 700.000 maravedíes a la poderosa Encomienda Mayor de Castilla cuya cabecera era Villarejo de Salvanés y cuyo poder superaba al de los mismos reyes.
Centro de Interpretación:
El interior de la Torre del Homenaje está distribuido en cuatro plantas que han sido acondicionadas para albergar el Centro de Interpretación con una interesante exposición que narra la fascinante historia de Villarejo, su Fortaleza y la Orden de Santiago.
Pero uno de los mayores alicientes, por resultar un espectáculo único en la Comunidad de Madrid, son las vistas que se divisan desde lo alto, que te hacen comprender cómo debía sentirse el Comendador Mayor de Castilla ante la enormidad y la belleza del territorio castellano que se divisa desde su altura.
Sábados (octubre a mayo): 10:30 – 13:00 h y 17:00 – 18:00 h.
Sábados (junio a septiembre): 10:30 – 13:00 h y 19:00 – 20:00 h.
Domingos (todo el año): 10:30 – 13:00 h.
Declarado Conjunto Histórico desde 1974.
Subiendo a lo alto de la Torre del Homenaje se entiende el valor y las raíces históricas de Villarejo de Salvanés, y por qué fue elegida por la Orden de Santiago como sede de la Encomienda Mayor de Castilla en el siglo XV. Desde allí arriba se divisa gran parte del territorio de Castilla. El único paso para amigos, enemigos y mercancías era Villarejo de Salvanés. Por aquí pasaba el Camino Real de Valencia (transformado en la actual A-3), cuyo origen se remonta a la vía spartaria romana. Este era el único paso entre la Meseta Central y el sureste de la Península Ibérica. Divisar los campos de la vega madrileña en un atardecer de verano desde las alturas de la Torre del Homenaje supone un espectáculo único en la Comunidad de Madrid.
Pero las guerras, el hambre y olvido hicieron peligrar su glorioso pasado hasta que en 1974 fue declarado Conjunto Histórico, por el valor de su patrimonio monumental. Los muros de la Fortaleza de la Orden Militar de Santiago, la Casa de la Tercia, la Iglesia Parroquial de San Andrés y el Santuario de Ntra. Sra. de la Victoria de Lepanto llevan la impronta de las venturas y desventuras de la historia de España, pasando por la Reconquista, la Guerra de la Independencia, la Guerra Civil, y hasta de la mismísima batalla de Lepanto, cuya victoria tuvo profundas repercusiones en la localidad, a pesar de estar tan lejos del mar.
Para los culturetas hay una oferta de museos donde conocer la historia de Villarejo: El Museo de los Tercios Españoles en el interior de la Torre del Homenaje, y el Museo Etnográfico en la Casa de la Tercia, donde además se puede conocer de primera mano gracias a los talleres y actividades que allí se ofrecen, la artesanía del esparto. Y una curiosidad que nadie se espera: un completo e interesante Museo del Cine, el primero profesional de España, que cuenta con una de las colecciones más importantes de Europa y que -sin duda- vale la pena visitar.
Durante todo el año hay una extensa agenda de actividades culturales, destacando la representación de la Pasión Viviente en Semana Santa declarada de Interés Turístico Regional, y las Fiestas Patronales en Honor a Nuestra Señora de la Victoria, donde se conmemora la victoria de la Batalla de Lepanto (octubre), hecho histórico vinculado a Villarejo de Salvanés gracias a D. Luis de Requens comendador de Castilla lugarteniente en la batalla que tenía su residencia en Villarejo de Salvanés.
Además de esta amplia oferta cultural, Villarejo de Salvanés ofrece una magnífica oferta óleo y enoturística.
Al contemplar los 22 metros de altura de la Torre del Homenaje, cuesta imaginar que, en realidad, estamos ante sólo una pequeña parte de la que fue la Fortaleza de la Orden Militar de Santiago. Esta torre era la «torre del homenaje», la residencia del Comendador de la Orden de Santiago que tenía a su cargo el gobierno de la fortaleza y de toda la encomienda, y ocupaba una de las esquinas de un recinto fortificado que se extendía hacia el norte y el oeste. Sabemos con bastante exactitud cómo era, gracias a la buena organización de las órdenes militares. El origen de Villarejo de Salvanés surge en torno a esta fortaleza cuando a mediados del siglo XIII, la Orden Militar de Santiago impulsa la creación de un nuevo asentamiento situado en el entorno de una antigua atalaya con la intención de reforzarla. Los primeros pobladores del enclave proceden de la cercana aldea de Salvanés, hecho que propició la acuñación del nombre actual de la población como Villarejo de Salvanés, en honor a sus primeros habitantes. En 1468 la propia Orden de Santiago valoraba en 700.000 maravedíes a la poderosa Encomienda Mayor de Castilla cuya cabecera era Villarejo de Salvanés y cuyo poder superaba al de los mismos reyes.
Centro de Interpretación:
El interior de la Torre del Homenaje está distribuido en cuatro plantas que han sido acondicionadas para albergar el Centro de Interpretación con una interesante exposición que narra la fascinante historia de Villarejo, su Fortaleza y la Orden de Santiago.
Pero uno de los mayores alicientes, por resultar un espectáculo único en la Comunidad de Madrid, son las vistas que se divisan desde lo alto, que te hacen comprender cómo debía sentirse el Comendador Mayor de Castilla ante la enormidad y la belleza del territorio castellano que se divisa desde su altura.