Villarejo de Salvanés
Fortaleza de la Orden Militar de Santiago (Siglos XIV- XVI)
Al contemplar los 22 metros de altura de la Torre del Homenaje, cuesta imaginar que, en realidad, estamos ante sólo una pequeña parte de la que fue la Fortaleza de la Orden Militar de Santiago.
Esta torre era la «torre del homenaje», la residencia del Comendador de la Orden de Santiago que tenía a su cargo el gobierno de la fortaleza y de toda la encomienda, y ocupaba una de las esquinas de un recinto fortificado que se extendía hacia el norte y el oeste. Sabemos con bastante exactitud cómo era gracias a la buena organización de las órdenes militares.
El origen de Villarejo de Salvanés surge en torno a esta fortaleza cuando a mediados del siglo XIII, la Orden Militar de Santiago impulsa la creación de un nuevo asentamiento situado en el entorno de una antigua atalaya con la intención de reforzarla. Los primeros pobladores del enclave proceden de la cercana aldea de Salvanés, hecho que propició la acuñación del nombre actual de la población como Villarejo de Salvanés, en honor a sus primeros habitantes.
En 1468 la propia Orden de Santiago valoraba en 700.000 maravedíes a la poderosa Encomienda Mayor de Castilla cuya cabecera era Villarejo de Salvanés y cuyo poder superaba al de los mismos reyes.
Centro de Interpretación:
El interior de la Torre del Homenaje está distribuido en cuatro plantas que han sido acondicionadas para albergar el Centro de Interpretación con una interesante exposición que narra la fascinante historia de Villarejo, su Fortaleza y la Orden de Santiago.
Pero uno de los mayores alicientes, por resultar un espectáculo único en la Comunidad de Madrid, son las vistas que se divisan desde lo alto, que te hacen comprender cómo debía sentirse el Comendador Mayor de Castilla ante la enormidad y la belleza del territorio castellano que se contempla desde su altura.
Fuentidueña de Tajo
Castillo de los “Piquillos” o de Doña Urraca
Se trata de unas ruinas bucólicas y muy fotogénicas. De planta grande e irregular, este castillo se asienta sobre un cerro que domina la Villa y el río Tajo. Se cree que pudo levantarse en el siglo XII, siendo ampliado o reconstruido con posterioridad, en el XIV. Se le relaciona con los reyes Alfonso VI y Alfonso VIII. Conserva, aún en pie, un muro y parte de dos torres cilíndricas a los lados. Los dos cuerpos que lo componían estaban separados por un foso interior. Aún puede verse la Torre del Homenaje, en el frente opuesto a la Villa. Este castillo fue sede del reino en tiempos de Doña Urraca, mujer de Alfonso I el Batallador. Según la leyenda, por las noches pasaban a visitarla sus amantes moriscos, a través de los pasadizos secretos. En este castillo estuvo prisionero el adelantado Pedro Manrique, por orden de Juan II. Álvaro de Luna,
Marqués de Villena, también fue prisionero por diferencias con la Orden de Santiago y posteriormente fue dueño del castillo.
Villamanrique de Tajo
Castillo de Alboer
Fue muy importante durante la dominación musulmana y la Reconquista pues constituía un importante recinto defensivo, de vigilancia y comunicación. Actualmente solo se pueden ver los restos de lo que en su día fue un castillo almorávide, situado al borde de un acantilado desde el que se domina la vega del Tajo, y unas vistas que justifican subir hasta él para sacar unas bonitas fotos. Estos castillos o torres fueron construidos con tres objetos: defenderse, vigilar y comunicarse. Se encuentra a las afueras de la población, saliendo por la M-319; hay que dejar el coche en el cruce con la carretera TO-2580, donde sale un camino que nos llevará a los pies del promontorio en el que se ubican los restos del castillo.
Chinchón
Castillo de los Condes
En un agradable paseo de 10 minutos desde la plaza Mayor de Chinchón, se llega hasta el castillo de los Condes. De estilo renacentista, fue abandonado en el siglo XVIII tras ser residencia de los condes de Chinchón durante 200 años. Su último uso fue como fábrica de licores. El castillo es hoy de propiedad privada y está cerrado al público por no reunir las condiciones de seguridad necesarias para su visita. No obstante, lo más interesante está fuera: contemplar su exterior y disfrutar de las fantásticas vistas que se divisan desde el altozano sobre el casco urbano de Chinchón, sin duda uno de los más bellos de la Comunidad de Madrid.
Construido a finales del siglo XV, con piedra de Colmenar de Oreja y su factura recuerda las fortificaciones contemporáneas de inspiración italiana: la portada almohadillada parece importada de la Toscana. La mayor altura de las torres cilíndricas de este cuerpo es indicativa de que originalmente debió tener dos pisos y elevarse sobre el conjunto.
El interior del castillo está muy deformado debido a las grandes modificaciones que sufrió hace unas décadas para instalar una fábrica de licores. Se conservan el esbozo del patio original, el aljibe abovedado bajo el patio y una parte de una galería subterránea que recorría el interior del talud inferior. También se conservan las caballerizas, bajo la plaza que precede al castillo.
Se vio envuelto en las revueltas comuneras de 1521, lo que hizo que tuviera que ser remodelado. Más que una remodelación lo que se hizo fue una nueva construcción pues no queda nada del edificio al que sustituyó.
Fue Diego Fernández de Cabrera y Bobadilla, Marqués de Moya, III Conde de Chinchón y señor de Odón quien decidió reconstruir la fortaleza como forma de ostentación y poder. Su espectacular blasón corona aún hoy la entrada al castillo de Chinchón.
Sirvió de acuartelamiento durante la Guerra de Sucesión (1708) y la Guerra de Independencia. Dejó de usarse en el siglo XVIII. Existen documentos de esa época que muestran que sus piedras estaban siendo robadas para construir tapias y pavimentar caminos, lo cual podría explicar la total desaparición del piso superior.
Sorprendentemente, aunque se lo denomine castillo, es en realidad un palacio renacentista. Su estructura guarda rasgos en común con un castillo: sus torreones, sus adarves simulados y su
zócalo con puente levadizo y foso parcial. Sin embargo, la ausencia de verdaderos recursos defensivos como huecos para el disparo y fosos completos, junto a su construcción posterior a la “época de los castillos”, lo sitúa en la categoría de palacio señorial con guiños a la arquitectura militar.
Castillo de Casasola
El castillo de Casasola se encuentra en Chinchón a orillas del río Tajuña y sobre un alto, es de propiedad particular y data de los siglos XIV-XV. Esta aislado del pueblo, en pleno valle del Tajuña el cual puede observarse desde lo alto del castillo. Fue alojamiento secreto de políticos y militares a favor de la proclamación de Alfonso XII. Tiene una marcada disposición defensiva y está construido de mampostería irregular, con una planta triangular y dos torreones circulares en los vértices de su fachada.
No se puede visitar, pero vale la pena llegar a él por el camino de La Lagunilla. Desde el restaurante Los Gallos sale un agradable paseo de 2,6 Km que cruza el humedal formado por las dos Lagunillas. También nos cruzaremos con las bucólicas ruinas de la ermita de San Galindo, para acabar subiendo una empinada, pero corta cuesta, que nos lleva hasta el castillo de Casasola, desde donde podremos contemplar la bonita estampa que forman los restos de su Torre del Homenaje y las impresionantes vistas sobre el paisaje que lo rodea.