Campo Real

Iglesia de Nuestra Señora del Castillo

Fue declarada monumento histórico-artístico —antecedente de la figura de Bien de Interés Cultural— el 4 de noviembre de 1981.

Esta impresionante construcción se divisa a kilómetros de distancia y su privilegiada situación sobre un risco que domina el pueblo hace que, dependiendo del lugar desde donde la observemos, pensemos que está levitando sobre los campos. Con una mezcla de los estilos gótico, renacentista y barroco, su origen se debe a un castillo-hospital de la Orden Hospitalaria del siglo XII. Para su construcción, se usaron los restos del castillo hispanoárabe que se levantaba en este lugar. De hecho, la iglesia se halla rodeada por los restos de la muralla de la desaparecida fortaleza.

La nave central está precedida por dos impresionantes torres que se alzan hacia el cielo y que sirvieron durante la Guerra Civil como punto de vigía sobre el antiguo aeródromo. Entre ellas se abre la gran portada principal, un arco de medio punto con una hornacina en la parte superior con una virgen en piedra. A sus pies reposa el escudo de la villa con la inscripción “Turris David” y la leyenda “Terribilis ut castrorum aces ordnata”, una cita en latín del Cantar de los Cantares del Mío Cid, que significa “terrible como un ejército en orden de batalla”. 

A pesar de haber sufrido grandes destrozos durante la Guerra Civil, este templo está considerado como uno de los más interesantes de la Comunidad de Madrid. Se llega a él por una bella escalera ajardinada y adornada con tallas de los apóstoles y personajes bíblicos.

Valdilecha

Iglesia parroquial de San Martín Obispo

Fue construida en el siglo XIII, en estilo gótico mudéjar, y conserva el ábside mudéjar de la iglesia original. Uno de los pocos ejemplos de este estilo arquitectónico que quedan en nuestra Comunidad. En el interior consta de tres naves separadas por columnas toscanas y arcos de medio punto. Varias ventanas saeteras dejan pasar la luz al templo. El interior del ábside destaca por sus pinturas originales: un excelente fresco policromado del románico, en cuya bóveda se representa un Pantocrátor. Entre las imágenes que guarda destaca una figura de Cristo crucificado que preside el altar, del siglo XVII.